Nuestra lucha y preocupación por esta enfermedad es diaria.
Son alarmantes los datos y peligrosas las secuelas a nivel físico y psicológico que derivan de este trastorno, y sobre todo cuando el inicio cada vez es mas temprano en niños y sobre todo niñas, que están en pleno desarrollo.
Por eso, ante los primeros síntomas hay que recurrir a un profesional, ya que las probabilidades de curación sin consecuencias, están íntimamente ligadas a la detección y diagnóstico precoz y al inicio temprano del tratamiento oportuno.
Primeras señales de un posible trastorno de conducta alimentaria:
• Excesiva preocupación por la imagen/peso y comentarios continuos sobre ese tema así como un especial interés por la comida ( empiezan a hablar más sobre nutrición, revisan y leen la información nutricional de todos los envases…..).
• Aislamiento social, salen menos o ponen más excusas a la hora de relacionarse con sus iguales.
• Una disminución de la autoestima y mayor inseguridad en si mismo.
• Cambios repentinos de humor, mayor irritabilidad.
• Cierta hiperactividad, duermen menos o aumentan la actividad física de manera considerable.
· Interés en cocinar para los demás cosas que luego ni prueban.
• Buscan comer solos, restringen ciertos alimentos ( sobre todo hidratos y grasas) e inspeccionan y trocean la comida del plato en exceso.
• Evidente cambio de peso en poco tiempo. ( Aumento o perdida excesiva)
Estas son solo algunas de los síntomas que nos pueden alarmar, pero siempre ante la mínima sospecha, consulte con un profesional.